Visto, que el actual nivel de ansiedad sólo es comparable a aciagos momentos interiores pasados y el pobre cuerpo no quiere saber nada con volver a pasar tales escalofríos...
Teniendo en cuenta, que cada vez que te veo y te tengo cerca, siento que me apuñalan suavemente el estómago, y las palabras se esconden cobardamente en algún recobeco forzoso del alma...
Y por último, considerando, que anoche estabas tan hermosa...
decreto con fuerza de ley, aunque inútilmente, intentar tocarte la próxima vez, no aguantar las ganas que me salen de la boca, de los ojos, de las orejas y que el cuerpo no resiste.
Me gustas, me gustas tanto... no puedo explicarte la preciosura que emanaba tu persona en nuestro encuentro. La belleza de tus líneas fuertes...
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